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Cómo recuperar estos dos años perdidos

Actualizado: 12 dic 2022

Recuperar dos años de vida que la pandemia nos robó es, tal vez, el deseo más coincidente de la humanidad, derivado de la frustración de no haber podido realizar todos los planes que quedaron cancelados por el confinamiento.

Bodas, bautizos, viajes, ese cafecito pendiente, el bullicio en las universidades y escuelas,

la visita a los abuelos… y tantas actividades que se quedaron suspendidas en el tiempo.

Lo peor fue que nos robaran los abrazos

Lloré el día en que tuve que ver a mis nietas a cinco metros de distancia, mientras

permanecían dentro del auto de su mamá, y ella me pedía que me mantuviera dentro de mi casa, viéndolas a través del vidrio y de la reja de mi casa, pero no fue la única ocasión.

Hubo tantos momentos así, que, narrarlas sería un recuento que competiría con las historias de cada uno, y seguramente, cada uno experimentó.

¿Es posible recuperar el tiempo perdido?

¡No!, sería la respuesta lógica.

Entonces… si no podemos recuperar el tiempo perdido, cuál sería la utilidad que podríamos obtener de estos 696 días durante los cuales tuvimos que permanecer aislados. Se trata de identificar los aprendizajes logrados y la forma en que ello nos ha fortalecido y nos ha llevado a una mejor forma de percibir y vivir la vida.

Me gustaría mucho conocer cómo tu vida ha cambiado tras salir del encierro. Puedes

comentarlo -si gustas- en el espacio debajo de este texto.

En mi caso, tras este tiempo y la posibilidad de pensar, meditar, reflexionar… dejé a un

lado el miedo para emprender proyectos que había postergado (esta página y los cursos y talleres son algunos de ellos); agradecer esta nueva oportunidad de vida y la maravillosa experiencia de respirar al amanecer cada día; la vida y salud de mi esposo, mis hijos y mis nietos; disfrutar de mi trabajo; ir cubriendo, poco a poco, mi lista de cafés pendientes


No podemos regresar al 13 de marzo de 2020. Lo que sí podemos hacer es vivir la vida de la manera más eficiente, entendiendo la eficiencia como una forma de cumplir con esos sueños que habíamos dejado en planes pendientes: viajar a ese lugar anhelado; tomar un fin de semana para sí misma/o; comer sin remordimiento y disfrutar del postre; visitar o llamar a ese familiar con el que nos habíamos distanciado; aprender eso que siempre habías querido (a tocar un instrumento, a pintar, a bailar, a andar en bicicleta…).



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