FREDDIE MERCURY, PAVAROTTI Y ARMANDO MANZANERO CONFIARON EN SU TEMPERAMENTO IGUAL
Actualizado: 2 abr 2023
Más de 500 pianos en Monterrey y Saltillo a su cargo
Un oficio en peligro de extinción
Alma Elena Gutiérrez Leyton*
Cuando Arnulfo Rendón estaba a punto de graduarse de la Normal Miguel F. Martínez, pensaba que las aulas serían su futuro, y sí lo fueron, pero no precisamente las de una primaria.
En lugar de la docencia en educación básica, ejerce su actividad en otros salones: en aquellos en los que se forma a los músicos y en los que se interpretan las más exigentes piezas musicales, como el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Nuevo León, o la sala principal del Teatro de la Ciudad.
Desde hace más de 42 años -este año cumplirá 43- el maestro Rendón se ha dedicado a continuar con la tradición que inició su padre: ser un afinador de pianos, a la vieja escuela, que se denomina Temperamento igual, que se basa en octavas y quintas. “Un sistema que ya se está perdiendo porque se piensa que con una aplicación cualquiera puede afinar un piano, pero no; por eso los grandes artistas siguen buscando este tipo de afinación”, dice con orgullo.
En Monterrey solo existen tres afinadores de pianos bajo el sistema de temperamento igual; uno de los otros dos es su hermano Jaime, aunque él se ha enfocado más en la reparación y comercialización de pianos.
¿Los pianos se afinan?
Es poco común que alguien que no esté familiarizado con el mundo de la música sepa que los pianos se afinan, ya que se trata de un instrumento de cuerdas percutidas.
Las cuerdas del piano -de metal-, igual que las cuerdas de todos los instrumentos, deben afinarse por lo menos cada seis o nueve meses, pues, aunque no se tocara, la afinación se ve afectada por los cambios de temperatura, sobre todo en regiones con climas tan extremosos como los del noreste de México.
De saxofonista profesional a afinador de pianos
Don Eduardo Rendón Vargas -el padre de Arnulfo-inició la estirpe de afinadores de pianos cuando vio truncada su carrera de saxofonista. La falta de sueño, debido a que tocaban todas las noches hizo mella en su salud, y el doctor le indicó que debía dejar la música y “tenía que encontrar otro trabajo”.
“Él tocaba en la Orquesta Casino, del casino Monterrey, cuando aquello era un espacio de élite. Pertenecer a esa orquesta era una gran distinción, ya que solo tocaban dentro de ese lugar que era el punto de reunión de la alta sociedad regiomontana”, recuerda el maestro Rendón.
Como parte de esa orquesta llegó a acompañar a cantantes como Pedro Infante, Pedro Vargas, Libertad Lamarque y Armando Manzanero, entre muchos más.
La afinación de pianos inició como una afición, aunque él decía que “la afinación lo había encontrado a él”.
“Mi abuelo paterno había comprado un piano alemán, cuando mi padre apenas tenía unos 10 años y dentro de él ¡venía una llave de afinar!”
A como pudo, se subió en una silla y se puso a afinar el piano. “¡Claro que quedó terrible!, recuerda riéndose de anécdota.
En esa época, mi papá y su familia vivían en Cadereyta, y fue necesario llamar al señor Bárcenas para fuera desde Monterrey a corregir lo que mi padre había hecho. Unos años después, él habría de ser quien le enseñara el oficio.
“Mi padre trabajó con el señor Bárcenas hasta que lo despidió, porque hubo quienes le dijeron que los dolores de espalda que sufría podrían causarle gastos si se llegaba a lesionar mientras trabajaba”, recuerda el maestro Rendón.
Para fortuna de su padre, en ese entonces llegó a radicar a Monterrey el señor Andrade, un experimentado afinador que venía de la Ciudad de México.
Con él continuó su aprendizaje: “aprendió más y mejor” y desde entonces y hasta los 84 años continuó atendiendo cientos de pianos.
Mi papá murió a los 94 años, y los últimos 10 años de su vida sufrió mucho; se deprimió; todo lo aburría; el extrañaba su trabajo, pero ya no podía manejar su auto, y no era como ahora, que hay servicios de taxis de aplicación, así que se quedó en casa y murió repentinamente, de una caída.
Más de 500 pianos bajo su responsabilidad, entre ellos el de Freddie Mercury y Armando Manzanero
Aquella llave de afinar que apareció dentro del piano alemán de la casa de su abuelo fue la estafeta que le heredó su padre para ungirlo como la siguiente generación en este oficio.
Una herramienta de ese tipo puede alcanzar precios hasta de 35 mil pesos, sobre todo si se trata de algo profesional, como la Yamaha PT1002, que actualmente es lo mejor del mercado.
Arnulfo Rendón no oculta su reconocimiento hacia la marca japonesa.
“Yamaha hace hoy los mejores pianos; incluso ha superado a los Steinway y a los Kawai”.
Con su llave en mano afina y realiza el mantenimiento de más de 500 pianos en la Zona Metropolitana de Monterrey y en Saltillo: un promedio diario de tres.
Entre esos, los de la Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Aula Magna, el Tec de Monterrey, el Teatro de la Ciudad, y los que han tocado artistas como Freddie Mercury, Pavarotti, Armando Manzanero, Paul Anca, Rafael, Emmanuel, Mocedades, Mecano y Di blasio, cuando han actuado en Monterrey.
De cada uno tiene anécdotas, pero “unos son más reservados que otros; por ejemplo, Armando Manzanero era muy platicador; él decía ‘mire, señor Rendón, yo sé que no canto, pero sé tocar el piano, y si la gente quiere que cante, y me pagan, pues yo canto”.
Otros, como Rafael no cruzan palabra con nadie; algunos, como Pavarotti, piden un piano en su habitación del hotel Ancira. “No sé si Pavarotti sabía tocar, pero pidió un piano, y se lo subieron a su habitación; ahí fui a afinárselo”.
Algunos como el propio Manzanero y Freddie Mercury demandan la presencia permanente del afinador ahí, entre las bambalinas, para que entre a afinar en el momento en el que el ejecutante lo demande.
Es difícil afinar para este tipo de eventos, porque todos los músicos están haciendo lo propio, y todos los sonidos se mezclan; exige una concentración extrema y la competencia de afinar puntualmente sin que interfieran los sonidos de los demás instrumentos.
Un médico, el heredero de la tradición
Arnulfo Rendón tiene tres hijos: Marcela, Israel Eduardo y Ana Julia, y aunque todos han estudiado piano, será su yerno, el médico Miguel Vega, quien continúe con la tradición de la afinación igual.
“Él se ha preparado y me acompaña cada vez que su trabajo en una empresa de Servicios de Emergencias Médicas se lo permite; le gusta, y además conserva la esperanza de que su hijo Adrián Abraham -mi nieto- continúe con el oficio”.
Adrián Abraham es un pequeño de dos años, que todavía no sabe lo que dice su abuelo:
“¿Lo más bonito de afinar un piano?, se pregunta el maestro Arnulfo, para enseguida responderse:
¡Lo más bonito es afinarlo!
*Alma Elena Gutiérrez Leyton es doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM (2004, mención honorífica). Es investigadora nacional nivel 1 (SNI/CONACYT). Actualmente es profesora investigadora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es formadora de periodistas e investigadores y divulgadora cultural y científica. Estudia música en la Facultad de Música de la UANL.