LA VIDA COMIENZA A LOS SESENTA: NI VIEJAS, NI SESENTONAS, ¡SESENTEAÑERAS!

Alma Elena Gutiérrez Leyton*

Diana Nyad, a los 62 años, nadó de Cuba a Florida en una travesía de 164 kilómetros a mar abierto, un reto que había intentado cuatro veces, y que, al lograrlo, la convirtió en la primera nadadora en lograr tal hazaña.

¡Una vieja!, dirían muchos.

¿Pero... qué es ser vieja?

Sara García, "La abuelita del cine mexicano" tenía solo 39 años cuando interperetó ese papel en "Mi abuelita la pobre", para lo cual se hizo retirar 14 piezas dentales, a fin de caracterizar mejor su rol de abuela.

Hoy, ninguna de mis amigas se parece en nada a esa caracterización de abuela. Todas tienen una linda sonrisa con una dentadura completa y lucen tan bien, que muchos dudarían que han llegado al sexto piso.

Magda viaja por todo el mundo acompañada por su hermana y tiene una pujante empresa de capacitación; Angeles acaba de iniciar un nuevo negocio; Violeta es una exitosa conductora de radio; a Toñita le faltan fines de semana para cubrir su agenda de viajes por toda la República Mexicana; Ada está haciendo más viajes que en muchos años y está a punto de culminar un ambicioso proyecto.

Elsa es una ciclista que rueda con un grupo y aunque le dicen"la abuela", recorre el mismo kilometraje que los jovenzuelos del equipo; Elia ensaya cada día con su nuevo grupo musical como cuando éramos adolescentes, y ya no sé ni en cuántos ensambles toca; Magín sigue dirigiendo su ballet folclórico con el que recorre el mundo; Lupita sigue ejerciendo el periodismo como columnista.

Pilar está súper orgullosa de su huerto y de todo lo que logra dentro de la arquitectura amigable con el medio ambiente; Ana sigue comprometida con la inclusión, Rocío sigue cuidando de su belleza, y cada Navidad "se luce" con la decoración; Elizabeth no solo es reyna del Carnaval, sino que sigue bailando salsa como quinceñera.

La lista es interminable.

Algo curioso es que no pude recordar a una sola de mis amigas sesenteañeras, que esté chimuela, meciéndose en el sillón sin hacer algo, o esperando quejumbrosa a que sus hijos vayan a visitarla, como en el estereotipo trillado del cine mexicano o las telenovelas de Televisa.

No.

Las sesenteañeras viajan, emprenden y no se quejan

Algunas -como Shakira- facturan más que cuando eran jóvenes, porque ahora, en su estatus de jubiladas o retiradas, aprovechan con creces toda la experiencia y los conocimientos adquiridos durante su vida laboral y se han vuelto consultoras, instructoras y emprendedoras.

Dicen los expertos que es un nuevo grupo etario que aún no tiene un nombre, pero que representa un 14% de la población (contando hombres y mujeres) y suma 18 millones de personas; solo un 24% de este total declaró ser viuda, un 59% está casada o vive con su pareja en unión libre.

En el caso de las mujeres que tuvieron la oportunidad de estudiar y de ejercer su carrera y que ahora disfrutan de las mieles de una pensión digna, esta etapa de sesenteañeras les permite una holganza económica para hacer todo aquello que antes no pudieron porque sus recursos estaban dedicados a la crianza y al apoyo de sus hijos.

Este es el momento de gozar de la vida, destinar recursos al cuidado de la salud, que van desde los suplementos y vitamínicos hasta las células madre, pagar el gimnasio y cumplir todos con los sueños que se fueron quedando en el tintero.

Es como una nueva adolescencia.

Queremos hacerlo todo.

La ventaja es que ya no tenemos que pedir permiso a nuestros padres; si acaso... avisar a nuestros hijos en dónde vamos a andar.

*Alma Elena Gutiérrez Leyton es doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM (2004, mención honorífica). Es investigadora nacional nivel 1 (SNI/CONACYT). Actualmente es profesora investigadora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha dirigido más de 50 tesis de maestría y doctorado durante 28 años. Es formadora de periodistas e investigadores, y divulgadora cultural y científica. Está certificada en musicoterapia y ha cursado los primeros cuatro semestres del nivel de Técnico Medio en Música en la Facultad de Música de la UANL.